martes, 28 de mayo de 2013

Aspecto político de la revolución Francesa


Gobierno previo
Gobernante:     Luis XVI de Francia
Forma de gobierno:       Antiguo Régimen, Monarquía absoluta
Gobierno resultante
Forma de gobierno:       Asamblea Nacional Constituyente
Los grupos políticos de la Revolución francesa no fueron partidos políticos en el sentido posterior del término o grupos parlamentarios definidos como los del contemporáneo parlamentarismo británico (que funcionaba desde finales del siglo XVII mediante la alternancia de whig  y tories); sino clubes que no demandaban exclusividad en la pertenencia (era habitual acudir a varios de ellos). De hecho, la misma existencia de instituciones semejantes era contraria al espíritu individualista de la legislación sobre asociaciones (Ley Le Chapelier, 1791). En la sesión de la Asamblea Nacional Constituyente del 29 de septiembre de 1791 se produjo este significativo intercambio de opiniones entre Isaac Le Chapelier  y Maximilian Robes Pierre:
"Vamos a hablaros de esas sociedades que el entusiasmo por la libertad ha formado... Pero, como todas las instituciones espontáneas que los motivos más puros concurren a formar, y que bien pronto se desvían de su fin... estas sociedades populares han tomado una especie de existencia política que no deben tener. Mientras duró la Revolución, ese orden de cosas fue casi siempre más útil que perjudicial... Pero ahora que la Revolución ha terminado... hace falta para la salud de esta Constitución que todo vuelva al orden más perfecto."
En estos clubs se debatían ideas políticas y, en su caso, ecisiones que debían tomarse por aquellos de sus miembros que pertenecían a las instituciones de poder, entre las que destacaban las sucesivas formas de organizarse el cuerpo legislativo durante la Revolución (Estados Generales -desde el 5 de mayo de 1789-, Asamblea Nacional -del 17 de junio al 9 de julio de 1789-, Asamblea Nacional Constituyente -del 9 de julio de 1789 al 30 de septiembre de 1791-, Asamblea Legislativa -del 1 de octubre de 1791 al 21 de septiembre de 1792- o Convención Nacional -del 20 de septiembre de 1792 al 26 de octubre de 1795, desde esa fecha el Directorio estableció un sistema bicameral con un Consejo de los Quinientos y un Consejo de los Ancianos-), el Ayuntamiento de París y algunas otras de existencia breve, pero decisivas (el Comité de Salvación Pública, durante la fase más radical, y el Consulado, en la fase final que conduce al Imperio napoleónico).
Francia era una monarquía absoluta. El rey tenía en sus manos el gobierno, las leyes y la justicia. Ejercía el poder absoluto sobre sus súbditos. A excepción de los privilegiados que habían sido nombrados por el rey en cargos de importancia, la participación política de sus súbditos era casi nula. Tampoco existía Grupos políticos de la Revolución francesa.
Social y políticamente hablando la revolución, significó el fin de la Monarquía en manos del pueblo, debido a profundas inconformidades  y cambios de pensamiento, de tal manera que la política europea entre 1789 y 1914 estuvo basada en la lucha constante a favor o en contra de los principios declarados en la revolución.
La Evolución Política
Concordet, La Fayette, Danton y Mirabeau llevaron a cabo la convocatoria de los Estados Generales, que no se habían reunido desde 1614, para tomar decisiones sobre el problema. La aristocracia quiso aprovechar la ocasión para tomar las riendas del Estado, sin tener en cuenta la crisis económica; querían afianzar sus privilegios feudales.
Tras la convocatoria de los Estados Generales se elaboraron los Cuadernos de Quejas (de los que hoy conservamos casi 40.000), en los que los diputados se dirigían al rey con sus peticiones y problemas. El 5 de mayo de 1789, los 1139 diputados (561 entre clérigos nobles y 578 entre representantes del Tercer Estado y del Estado Llano) se reunieron por primera vez. Sin embargo, desde el comienzo surgieron los problemas sobre el modo de votar. La burguesía planteó, amparada en las ideas ilustradas y en su poder económico, una revolución jurídica; pretendían que a cada persona correspondiera un voto, y no un voto común para cada estamento.
Dada la entidad de esta propuesta, el acuerdo fue imposible, y los miembros del Tercer Estado rompieron con la legalidad y abandonaron los Estados Generales. Como promotores de la postura del Tercer Estado destacaron Sieyés, Barnavé, Mounier, encabezaron la Revolución.
Los representantes del Tercer Estado, reunidos en un frontón, se plantearon la idea de hacer triunfar la Soberanía Nacional y declarar la igualdad jurídica. Por ellos proclamaron la legalidad de sus tesis a través de la organización de una Asamblea Nacional Constituyente. En ella, los representantes juraron seguir adelante con sus propósitos, y continuar reunidos hasta la elaboración de una Constitución, que iniciaría un nuevo sistema de Estado. A las reuniones invitaron a los miembros de los otros estamentos. El rey, ante estos hechos, tuvo que aceptar esta iniciativa y declarar el inicio de la asamblea nacional Constituyente.

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